martes, 4 de septiembre de 2012

Salmo 137: Todos somos emigrantes

En algún aspecto o episodio de nuestras vidas, nos identificamos con los emigrantes, sea a nivel personal o comunitario.
A continuación presentamos 4 experiencias que conjugan el sueño del paraíso o la tierra prometida y los contrastes de vivir en tierra extranjera.

Junto a los ríos de Babilonia,
nos sentábamos y llorábamos,
al acordarnos de Sion.
Sobre los sauces en medio de ella
colgamos nuestras arpas.
Pues allí los que nos habían llevado cautivos nos pedían canciones,
y los que nos atormentaban nos pedían alegría, diciendo:
Cantadnos alguno de los cánticos de Sion.
 ¿Cómo cantaremos la canción del SEÑOR
en tierra extraña?




Salmo 30: El Gozo de vivir en Dios.

Señor mi Dios, te pedí ayuda
    y me sanaste.
Tú, Señor, me libraste de la muerte;
    me hiciste vivir de nuevo,

Cambiaste mi lamento en danza;
    me quitaste la tristeza
    y me vestiste de fiesta,
 para que te cante y te glorifique,
    y no me quede callado.
¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias!